viernes, 6 de marzo de 2015

No eras para mi

Hoy te recordé:

Recordé el sentimiento genuino que alguna vez conocí a tu lado, el amor que lograste inspirar en mi, la dedicación mutua que tuvimos en nuestro ayer. Te confieso... muy lindos recuerdos, hermosos instantes compartidos, un cuento de hadas hecho realidad mientras duró, donde existió una entrega inocente y una disposición mutua a hacerlo funcional, aquel lapso de nuestras vidas en que nuestros corazones eran transparentes, tiempo pasado en que sentíamos que sin el otro no podíamos respirar, momentos y más momentos que nos permitían día a día mostrarnos, demostrarnos y reconocernos en ese amor incondicional y puro que existió en un "nosotros" que yo creí ciegamente sería para siempre.

Te recuerdo con cariño y agradecimiento por permitirme conocer lo que es vivir en pareja, compartir todo de mi, sentir intensamente y expresar amor, pero principalmente,  por ayudarme con tu presencia a conocerme como mujer, aprendí a tu lado a expresar amor con hechos y palabras, a pensar y soñar como si fuéramos uno mismo. A tu lado viví el amor a primera vista, un primer "te amo", la mirada intensa que dice más que mil palabras.  Contemplé un cuerpo desnudo y extasiado después de una batalla entre las sábanas entregándonos en cuerpo y alma.  Saboreé en mis labios tus besos dulces e intensos, entregándome a ti y a la pasión que provocabas en mi.  Disfruté las delicias de dormir entre tus brazos cada noche, la belleza y felicidad de hacer planes y soñar en un mañana lleno de ilusiones, amor y proyectos de vida que involucraban una familia y un hogar dignos de dos amantes perfectos.

Hoy, después de varios años de la tempestad, después de perdernos mutuamente, tengo al fin la fortaleza de escribirlo sin que mis lágrimas broten por estos ojos que han llorado inconsolablemente durante muchas noches y días después de que te vi partir por esa puerta, después de que tuve que pedirte que salieras de mi vida, motivada por el daño irreparable que estabas provocando en ella.

Te di todo de mi, sin condiciones y sin esperar correspondencia, ahora estoy convencida de que te amé, ¡en verdad te amé!  y por ello te agradezco, por ser el protagonista de una historia de vida con la que puedo contar el día de mañana a mis nietos: yo si conocí el amor y amé con todo mi ser.  
Gracias por el tiempo compartido, por cambiar mi vida desde que apareciste en ella, por darle significado y sentido a mi existencia aportando en ella dos individuos que me han permitido sentirme amada cada día desde que los tuve en mi vientre.  Ahora sé que esa fue la razón por la que apareciste en mi camino, nos tuvimos y convivimos el tiempo necesario para dar vida a esos dos seres humanos que traen de la mano experiencias inimaginables, aprendizajes difíciles algunos de ellos que lucen imposibles de sobrellevar, pero a pesar de ello, aprendizajes muy significativos e irrepetibles.

Nuestros hijos son ahora quienes me permiten ver lo imperfectos que somos y lo egoístas que fuimos al aplastar con nuestras propias manos el amor que algún día tuvimos, lo tontos que fuimos al no reconocer nuestros errores y dejar caer en el otro la culpa total de nuestra realidad actual.  Ellos son los que me enseñan a no tener odio, rencor, a no quejarme de la vida que tengo ahora, ellos que con tiempo, juegos, sonrisas y amor lo dan todo sin esperar nada a cambio, ellos que lo tienen todo porque están en equilibrio con sus emociones.  Dos angelitos que me han dado el motor y la fortaleza para seguir adelante, que me motivan a ser mejor y sacar lo mejor de mi aunque sienta que ya no puedo más, esas dos personitas que me miran como si fuera un ser invencible y poderoso, que me buscan cuando necesitan sentirse amados y aceptados, que confían en mi completamente y me demuestran diariamente la felicidad que les genera pasar sus horas a mi lado.

Cuando finalmente llegó el momento de decir adiós fue necesario pedirte salieras de mi vida, el daño mutuo en ese instante era demasiado, peleas, distanciamiento, resentimientos, infidelidad, violencia, faltas de respeto, indiferencia...el tolerarnos sin ganas de decirnos siquiera un buenos días era insoportable, la necesidad de cruzar palabras únicamente porque habitábamos el mismo espacio, era imposible no mirarnos a los ojos al menos unos segundos al día y vislumbrar nada del amor que algún día nos acompañó en el camino.

A tu partida experimenté el mayor dolor que jamás he sentido en toda mi vida, una pérdida irreparable, porque aunque la gente diga que podré rehacer mi vida cuando lo desee, que el día de mañana quizás llega el indicado, que los hijos sustituyen esas pérdidas,.. yo les digo nooooooo, nadie tiene idea de lo que se siente hasta que lo viven y jamás se recupera absolutamente nada de eso, el primer amor, tu amor verdadero, aunque no fui correspondida tú para mi lo fuiste todo y serás siempre una parte irremplazable en ella.  No dudo que quizás algún día pueda querer, encariñarme e incluso amar a otra persona, quizás rehaga mi vida con un nuevo compañero de viaje; pero mi pasado a tu lado no se borrará jamás, tenemos un lazo que nos unirá siempre: nuestros hijos y una historia que contar.

Con todo lo anterior no digo que viva añorándote o deseando regreses, eres parte de mi pasado y no se puede forzar un presente con alguien que no quiso formar parte de tu vida, lo que ya existió, lo que ya fue ha dejado lo que tenía que dejar (experiencias, personas, recuerdos) y no puedes recoger dos veces la misma cosecha, una vez que ya la disfrutaste debes aceptar que ya no estará y que no regresará, con el paso de los años compartidos fui reconociendo la cruda y dolorosa realidad: no eras para mi por una simple razón,  yo no era para tí.




Te he sufrido y lo sigo haciendo de vez en cuando en silencio, lo reconozco y no sé si seguirá ocurriendo en el futuro, pero aún existen días, noches, atardeceres y algunas hermosas lunas en que recuerdo tu rostro iluminado al mirarme, mi sonrisa dibujada al contemplarte...miro a nuestro hijo y veo en él tanto de ti, mitad tú y mitad yo en ambos niños que procreamos; aunque el mundo entero lo critique o juzgue no me importa, es de sabios reconocer que fuiste muy importante en mi ayer, lamentablemente no fuimos el uno para el otro pero el tiempo compartido fue valioso, las razones dolorosas que nos llevaron a separarnos formaron mi carácter y ahora me permiten ser inteligente en mis elecciones, el perdón en que he trabajado arduamente comienza a verse reflejado al encontrar tranquilidad y felicidad cuando veo que estas bien, cuando observo nuestro presente (de mis hijos y mío) y me siento plena y orgullosa de donde estamos parados ahora.

Gracias a ti por haberte cruzado en mi camino y también por haberte retirado, ambas cosas me permitieron crecer, madurar y formar la mujer que soy ahora.

Con cariño y respeto, Melina.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario