viernes, 20 de marzo de 2015

Las renuncias de las Madres

Como mujeres muchas veces renunciamos a cosas, actividades, estatus sociales, metas y sueños personales por permitirnos vivir y disfrutar de una de las facetas que nos caracterizan por nuestro género:  La Maternidad

Es tan lindo y maravilloso ser mamás, tener en nuestro vientre 9 meses a un ser humano que ha crecido dentro de nuestro cuerpo, que ha formado parte de nosotras desde que fecundó el óvulo, tener en nuestras manos el privilegio de formar una vida, dar valores, enseñar a vivir, disfrutar, formar carácter, un estilo de vida, conciencia de lo conveniente y no tan conveniente en el camino que irá marcando la vida de ese ser humano para el que significamos todo en sus primeros años de vida.

Sin embargo, cuando somos también profesionistas recibimos muchas veces discriminación por las fuerzas competentes en nuestro ámbito de desarrollo profesional el típico "¿cómo le van a dar un mejor salario o un ascenso si no puede ni con su vida personal desde que tiene hijos?" y no tenemos que luchar sólo con el cansancio y agotamiento eterno que se tiene desde que nace nuestro primer hijo (porque jamás se vuelve a dormir igual), también tenemos que saber manejar la presión laboral y la discriminación en muchos aspectos de la sociedad que se tienen desde que la familia crece, por ejemplo: "se renta departamento, sin niños" o el incomodar personas que trabajan igual que nosotras mientras toman un café en un Starbucks o lugares similares para poder estar conectadas a internet y cargando la pila de la lap mientras trabajamos y cuidamos niños en días que no hay escuela.

Existimos mujeres que decidimos ser mamás, amantes, compañeras de vida, amigas, hijas, hermanas... todo al mismo tiempo de que llevamos una carrera profesional demandante, por el otro lado, existimos mujeres que para disfrutar de lo personal que la vida nos ha proporcionado preferimos renunciar a lo profesional y sólo vivir la maternidad, sin embargo, cuando ya probamos las  mieles de una vida profesional que nos distrae, relaja, hace sentir útiles, permite vivir retos, proyectos... y muchas cosas más, es difícil y frustrante en ciertos momentos de nuestra vida recordar esos ayeres y ver en nuestro presente que hemos dejado esa parte de nosotras.

Y con lo anterior no digo que no queramos estar donde estamos: Siendo mamás, nooooooo para nada, ese no es el punto, amamos tanto a nuestros pequeñines que vale la pena dejarlo todo por ellos si es necesario, pero eso no deja de lado nuestro sentir en ciertos momentos, por ejemplo: cuando quisiéramos comprar pañales de mejor marca, ropitas y juguetes más lindos o llevar a los niños a comer a un bonito lugar, a divertirse en un sitio padre o cuando simplemente no tenemos economía suficiente al menos para las cosas básicas, es en los momentos que pensamos: "si tan solo pudiera trabajar y ser mamá al mismo tiempo" pero si lo hacemos renunciamos a pasar más tiempo con los nenes, a ser una esposa, novia o amante, renunciamos a ir al salón a darnos  una manita de gato de vez en cuando sin pensar en las mil cosas que traemos pendientes, renunciamos a momentos personales en los que nos ejercitamos, relajamos y cuidamos de nuestro cuerpo y mente.

Ser mamá y profesionista se puede, no hay duda de eso, con una buena organización y apoyándonos de la mano de alguien de confianza (papás, hermanos, esposo, una persona linda que nos cuide a los niños), pero ¿que hay si no contamos con apoyo?, que hay si tenemos un hijo o hija especial que requiera más de nosotras, que requiera mayor dedicación y cuidados. ¿Estamos dispuestas a tenerlo todo?

Antes de pasar a un pensamiento al respecto que encontré en la red les dejo el siguiente párrafo:
No hay imposibles chicas, somos mujeres y somos guerreras, ¡claro que podemos con esto y mucho más! es difícil, ¡claro que lo es!, si fuera fácil todos lo harían ¿no creen?. Pero no es imposible y llegar a nuestros límites, arriesgarnos a todo aunque no tengamos ni idea cómo lo vamos a sobrellevar nos permite sentirnos satisfechas, plenas y contentas con nosotras mismas. Si tu corazón te dice quédate con tus hijos adelante, pero si tu corazón te dice que también te hace falta seguirte realizando como profesionista ademas de ser mamá ¡arriesgate! las soluciones se pondrán en tu camino para compaginar ambos roles, confía en tí y en tu capacidad como mujer, somos multitask y esa es una gran ventaja, contamos con las capacidades y cualidades adecuadas para llevar ambos roles, sólo falta que confíes en ti.

Imagina que eres una profesional altamente calificada, que tienes un trabajo que te apasiona, que ganas mucho dinero que te permite tener el nivel de vida que soñabas.

Imagina que sientes que eres respetada y valorada, que tienes independencia económica que repercute en que tus relaciones con el resto de adultos sean sanas y libres.


¿Lo imaginas?...
Ahora imagina que te conviertes en madre...
Imagina que tus expectativas son disfrutar de esas 16 semanas de baja y luego seguir con tu flamante carrera porque puedes permitirte pagar la mejor persona del mundo para que cuide a tu bebé mientras tú no estás.
Imagina que llega ese momento y sientes una mezcla entre alivio y tristeza. Alivio porque la maternidad te resulta más agotadora que tu trabajo de 10 horas entre tiburones empresariales y económicos, y tristeza porque en el fondo no quieres dejar a tu bebé con nadie.
Imagina que estás en tu despacho y sientes que eso no es lo que quieres hacer, decides renunciar a tu trabajo, a tu estatus, a tu independencia, por ejercer de madre del modo que tú libremente escoges.



Imagina que pasan los días y las semanas y los meses, quizás los años y te sientes feliz de hacerte presente en la crianza de tus hijos, feliz de saber que estás invirtiendo en algo que nadie más puede darles, feliz porque tu cabeza acostumbrada a analizarlo todo fría y objetivamente te dice que tú eres indispensable para tus hijos en esta etapa de su desarrollo.

Imagina que a pesar de eso, otra parte de ti se siente cansada, exhausta, molesta y susceptible porque tu parte emocional no se contenta con saber “los beneficios de criar a los hijos”.

Imagina que llevas años sin dormir seguido, sin mantener una conversación adulta sin interrupciones de “teta”, “pis”, “cargame”, “no quiero”, “quiero”….

Imagina que ahora tu economía no depende de ti, sino de tu pareja, o de tus padres, o de un sistema público y que te das cuenta que a tu alrededor nadie valora lo que haces, que se da por sentado que es tu obligación y punto.

Imagina que te gustaría que el padre de tus hijos se implicara en su crianza y lo que recibes al hablar del tema es un : “yo me paso el día trabajando para que tú puedas quedarte en casa a jugar a las muñecas”.

Imagina que te critican por anti feminista, por “floja”, por “señorona”, por “hippie”, por fundamentalista…. Te critican por una cosa y por la contraria, porque al parecer decidir ejercer de madres no está bien visto en ningún sector de los que antes frecuentabas: ni en los negocios, ni en la política, ni en la sociedad, ni en tu familia…

¿Lo imaginas?...

Ahora imagina que en ese caos emocional, físico, anímico y social, recibes una propuesta de trabajo, un headhunter ha visto tu perfil profesional y te ofrece un trabajo mucho mejor que el anterior que dejaste, al oír la cifra de lo que vas a cobrar no puedes evitar pensar que llevas meses vistiendo ropa comprada en grandes almacenes, comprando marcas blancas en el super, y que lo más parecido a cenar fuera es ir a un restaurante de comida rápida con los niños.
Imagina que sueñas con esa posibilidad de recuperar tu vida, tu autonomía, tu libertad, tu independencia, tu estatus, tu reconocimiento, tu “voz” que se ha diluido entre los llantos y demandas de los pequeños, lo piensas y decides que todavía no es el momento, que tus hijos son pequeños aún.

¿Puedes imaginar los sentimientos encontrados y el sentimiento de culpa que esto genera?
Culpa por desear decir que sí a esa oferta y por sentirte triste al decir que no; culpa porque este suceso te revuelve, te enfada y te frustra y lo has pagado pegando 4 gritos a tus hijos, lo que te hace creer que eres un fracaso de madre o un fraude a la crianza que quieres.
Culpa porque al fin y al cabo es lo único que hemos aprendido como mujeres: a sentirnos culpables de todo, por todo, y por todos.

Llevamos la carga más pesada de la sociedad, la que nadie reconoce, ni valora, ni remunera.

En época de campañas electorales nos frustra ver cómo nadie está interesado en nuestra situación. Hartas de ver que la única opción que se nos plantea es tener guarderías desde el nacimiento, o que el padre coja la mitad del permiso de maternidad.

Las madres estamos constantemente renunciando: TODAS. Unas renuncian a su vida y otras a sus hijos.

Algunas intentan compaginarlo todo y renuncian a tener tiempo para ellas, o a tener tiempo de intimidad con su pareja,o con sus amigas, o a invertir en su salud haciendo deporte… qué sé yo.

Lo cierto es que cualquier madre que conozcas lo es a costa de renunciar, por ello, la próxima vez que te encuentres con una madre por favor no la critiques, no le digas lo que tiene que hacer o cómo, no la ignores solo porque sabes que no va a poder ir a tu fiesta nocturna, invítala igual.  No caigas en obviedades y frases hechas, sencillamente, dile: “Eres muy valiente, lo estás haciendo muy bien y te admiro”

Nohemi Hervada Palou

PD: Dedicado a todas las mamás que han decidido vivir intensamente este largo, precioso y a veces duro y solitario viaje que es el de criar hijos.

La soledad...


Pensar en estar solos, pensar ir al super, al cine, de compras, a cenar, un café en un lindo atardecer... SOLOS nos aterra muchas veces.  

He conocido a lo largo de mi vida personas que no se dan el tiempo de conocerse y reconocerse con el paso de los años, terminan una relación amorosa y ya tienen otra en un corto tiempo "con tal de tener con quien compartir", me pregunto yo ¿compartir qué? ese hueco completamente vacío que quieres llenar con compañía falsa y no conveniente, cuando lo más importante sería nutrir tu esencia, tu espíritu, tu alma y tu persona.  

En fin, el ser humano sufriría menos si se permitiera disfrutar de la soledad, de esos espacios al día en que pueda reflexionar con su yo interno y evaluar el rumbo que le da a su vida.  Si me conozco, me quiero y acepto tal como soy; si me dedico espacio para mí, si nutro mi mente, mi espíritu, mi cuerpo... seré una persona completa y no buscaré quien me llene, quien me complemente, quien ahogue mis momentos de soledad o quien cubra mis carencias, seré una persona plena y una compañía excelente para quien se encuentre a mi nivel, para otro ser humano que se conozca y disfrute en soledad para que comparta conmigo momentos de compañía y camaradería inigualables.

Les dejo este pensamiento, espero les guste:

Hay personas que tienen pareja pero se sienten tan solas y vacías como si no las tuvieran.
Hay otras que por no esperar deciden caminar al lado de alguien equivocado y en su egoísmo, no permite que ese alguien se aleje aún sabiendo que no le hace feliz.


Hay personas que sostienen matrimonios o noviazgos ya destruidos, por el simple hecho de pensar que estar solos es difícil e inaceptable.

Hay personas que deciden ocupar un segundo lugar tratando de llegar al primero, pero ese viaje es duro, incómodo y lleno de dolor y abandono.

Pero hay otras personas que están solas y viven y brillan y se entregan a la vida de la mejor manera. Personas que no se apagan, al contrario, cada día se encienden más y más. Personas que aprenden a disfrutar de la soledad porque las ayuda a acercarse a si mismas, a crecer y a fortalecer su interior.

Esas personas son las que un día sin saber el momento exacto ni el por qué se encuentran al lado del que las ama con verdadero amor y se enamoran de una forma maravillosa.

Teresa de Calcuta

miércoles, 11 de marzo de 2015

Mamá, no me grites!

La labor de mamá no es nada fácil, aquellas mujeres que tenemos la fortuna de que llegue a nuestras vidas una hija que además de ser quien nos pone a prueba en todo momento, nos hace sentir que a veces no somos lo suficientemente capaces para llevar al máximo la tarea tan privilegiada y difícil que se nos concede: ser mamá.  
Pero al mismo tiempo ese ser humano tan inocente, con miedos ante los cambios que le aporta la vida y con una confianza inigualable hacia su ejemplo a seguir que somos nosotras.  Resulta ser en la mayoría de los casos nuestra viva imagen, un molde exacto de nosotras mismas, nuestra hija, aquella personita que te permite reflejarte a cada instante y de quien las personas te dirán: "igualita a ti, se parece tanto en lo físico y en el carácter..." y a causa de lo anterior, a pesar de ser lo que más amas en el mundo, es con quien tienes continuamente discusiones, conflictos emocionales, desacuerdos... porque mamá e hija somos tan similares que parece muchas veces peleamos como dos niñas berrinchudas donde ninguna quiere ceder y ambas quieren ganar, duelo de mujeres de carácter fuerte.

Les comparto el siguiente artículo de un blog muy interesante que he encontrado sobre temas relacionados con la maternidad, cuidado y formación de los hijos.  Me agradó mucho esta aportación porque me permitió sensibilizarme ante lo que mi hija pide a gritos... RESPETO y que NO LE GRITE cuando solicito participación activa en su desarrollo y mejora de actitudes.


Mamá, no me grites

Mamá no me grites más, no me gusta. Siento miedo cuando lo haces, cuando estás gritándome dejo de oír lo que me dices, me vuelvo sorda y solo veo tu cara de ira, no funciona.
Mamá, si me gritas con frecuencia, pronto dejaré de escuchar los gritos, pronto dejarán de asustarme. Si no hago lo que me pides a gritos ¿Qué vas a hacer, mamá? ¿Me vas a gritar aún más fuerte?
Mamá, acabas con mi autoestima si me gritas, haces que me sienta culpable, ¿será que  todo lo hago mal?,  no te veo contenta… Se me olvida el buen rato que acabamos de pasar juntas si terminamos el día gritando. Es nefasto para mí, cuando des el portazo y salgas de mi habitación, jugaré con mis muñecas y si no me obedecen, les gritaré también.
Mamá, a pesar de tus gritos te quiero mucho, lo sabes ¿no? Eres la mejor madre del mundo. Y como dicen que este amor es incondicional, seguiré siempre a tu lado. Y cómo dicen también que somos lo que nuestros padres son, cuando tenga hijos también les gritaré, porque es lo que tú me has enseñado.
Mamá, los gritos hacen que pierda el control, como lo pierdes tú.
Dime una cosa, mamá: ¿Si tu jefe te pidiera las cosas a gritos o simplemente te levantase la voz sólo o en compañía? ¿Cómo te sentirías? Piénsalo por un instante.
Te lo diré: Te sentirías muy mal, la rabia y la frustración te invadirían, tendrías ganas de gritarle también o incluso de pegarle, aunque no lo harías porque él es superior a ti, quizá lo pagues con el resto de tus compañeros o con tus amigos; harías lo que él te ha pedido que hagas pero de mala manera, sin optimismo, sin ilusión ninguna. Y encima creerías que si te grita a ti es porque no eres lo suficientemente buena y tu autoestima se estrellaría… ¿Verdad? Pues todo eso y mucho más es lo que yo siento si me gritas. Mucho más porque tú eres mi mamá, y madre no hay más que una. Eso dicen ¿No?
Mamá, no me grites


Hija, voy a intentar dejar de gritar

Voy a hacer un esfuerzo porque comprendo todo lo que me estás diciendo y tienes razón. Me tienes que ayudar ¿Te parece?
Vamos a hacer un pacto. Asumiré que aún eres una niña y voy a utilizar todos los recursos que están a mi alcance (y no al tuyo porque tú eres una niña) para controlarme.
Si ves que me estoy enfadando y desaparezco unos minutos, déjame. Necesito ese ratito para PARAR, RESPIRAR PROFUNDO Y CONTAR HASTA 10.
Una pediatra amiga, me decía que ella cuando sus hijos la llevaban al límite se encerraba en el baño 5 minutos, ponía música bien alta y cuando se tranquilizaba salía renovada; sus hijos la miraban atónitos. Al principio ellos, un chico y una chica, aporreaban la puerta para que mamá saliera.  Ahora ya saben que si mamá pone la música a tope y se encierra en el baño es que se han portado fatal y es momento de parar. Voy a hacer lo mismo.
Mis recursos son muchos, y no puedo limitarme a los tuyos que son pocos o inexistentes. Y además, ¿sabes hija? Que cada vez que consigamos no terminar una discusión gritando, tú aprenderás conmigo, descubriremos juntas que hay otras maneras.
Te pediré perdón si he traspasado el límite. Tú también lo harás.
Mi amiga pediatra, también me cuenta que ella cuando de nuevo están al borde del precipicio, se arrodillaba a su altura y les decía: “¿Empezamos de cero?”. Ellos casi siempre respondían con un abrazo o con una sonrisa… a veces incluso lloraban emocionados.
Ahora, mi amiga dice que son sus hijos los que de vez en cuando si ella está muy enfadada le dicen: “¿Mami, empezamos de cero?”- y mi amiga sonríe… no lo puede evitar. Les quiere tanto.
Tienes razón con lo de mi jefe. ¡Qué bien sienta que te llame tu jefe y te diga lo bien que has hecho el trabajo y lo orgulloso que se siente! Aunque eso hija, ya lo aprenderás, pasa muy poquitas veces. Yo no soy jefa, soy tu madre que es mucho mejor y por eso, aplaudiré todos tus logros, potenciaré tus puntos positivos, verás lo contentísima que estoy cuando haces las cosas bien. Eso te animará a seguir haciéndolas porque las dos estaremos felices.
Escucharé todo lo que tengas que decirme, te dejaré hablar e intentaré ponerme en tu lugar. Eso se llama empatía.
Si he tenido un mal día en el trabajo, hago el firme propósito de dejar los problemas lejos de casa, lejos de nuestra convivencia y lo repetiré todos los días antes de entrar en casa. Me repetiré una y otra vez que debo dar ejemplo y que tú serás y ya eres, lo que yo soy.

Así que, hija ¿qué me dices? ¿Empezamos de cero?

[http://luciamipediatra.com/mama-no-grites/]
Tomado de blog de Lucia, mi pediatra

viernes, 6 de marzo de 2015

No eras para mi

Hoy te recordé:

Recordé el sentimiento genuino que alguna vez conocí a tu lado, el amor que lograste inspirar en mi, la dedicación mutua que tuvimos en nuestro ayer. Te confieso... muy lindos recuerdos, hermosos instantes compartidos, un cuento de hadas hecho realidad mientras duró, donde existió una entrega inocente y una disposición mutua a hacerlo funcional, aquel lapso de nuestras vidas en que nuestros corazones eran transparentes, tiempo pasado en que sentíamos que sin el otro no podíamos respirar, momentos y más momentos que nos permitían día a día mostrarnos, demostrarnos y reconocernos en ese amor incondicional y puro que existió en un "nosotros" que yo creí ciegamente sería para siempre.

Te recuerdo con cariño y agradecimiento por permitirme conocer lo que es vivir en pareja, compartir todo de mi, sentir intensamente y expresar amor, pero principalmente,  por ayudarme con tu presencia a conocerme como mujer, aprendí a tu lado a expresar amor con hechos y palabras, a pensar y soñar como si fuéramos uno mismo. A tu lado viví el amor a primera vista, un primer "te amo", la mirada intensa que dice más que mil palabras.  Contemplé un cuerpo desnudo y extasiado después de una batalla entre las sábanas entregándonos en cuerpo y alma.  Saboreé en mis labios tus besos dulces e intensos, entregándome a ti y a la pasión que provocabas en mi.  Disfruté las delicias de dormir entre tus brazos cada noche, la belleza y felicidad de hacer planes y soñar en un mañana lleno de ilusiones, amor y proyectos de vida que involucraban una familia y un hogar dignos de dos amantes perfectos.

Hoy, después de varios años de la tempestad, después de perdernos mutuamente, tengo al fin la fortaleza de escribirlo sin que mis lágrimas broten por estos ojos que han llorado inconsolablemente durante muchas noches y días después de que te vi partir por esa puerta, después de que tuve que pedirte que salieras de mi vida, motivada por el daño irreparable que estabas provocando en ella.

Te di todo de mi, sin condiciones y sin esperar correspondencia, ahora estoy convencida de que te amé, ¡en verdad te amé!  y por ello te agradezco, por ser el protagonista de una historia de vida con la que puedo contar el día de mañana a mis nietos: yo si conocí el amor y amé con todo mi ser.  
Gracias por el tiempo compartido, por cambiar mi vida desde que apareciste en ella, por darle significado y sentido a mi existencia aportando en ella dos individuos que me han permitido sentirme amada cada día desde que los tuve en mi vientre.  Ahora sé que esa fue la razón por la que apareciste en mi camino, nos tuvimos y convivimos el tiempo necesario para dar vida a esos dos seres humanos que traen de la mano experiencias inimaginables, aprendizajes difíciles algunos de ellos que lucen imposibles de sobrellevar, pero a pesar de ello, aprendizajes muy significativos e irrepetibles.

Nuestros hijos son ahora quienes me permiten ver lo imperfectos que somos y lo egoístas que fuimos al aplastar con nuestras propias manos el amor que algún día tuvimos, lo tontos que fuimos al no reconocer nuestros errores y dejar caer en el otro la culpa total de nuestra realidad actual.  Ellos son los que me enseñan a no tener odio, rencor, a no quejarme de la vida que tengo ahora, ellos que con tiempo, juegos, sonrisas y amor lo dan todo sin esperar nada a cambio, ellos que lo tienen todo porque están en equilibrio con sus emociones.  Dos angelitos que me han dado el motor y la fortaleza para seguir adelante, que me motivan a ser mejor y sacar lo mejor de mi aunque sienta que ya no puedo más, esas dos personitas que me miran como si fuera un ser invencible y poderoso, que me buscan cuando necesitan sentirse amados y aceptados, que confían en mi completamente y me demuestran diariamente la felicidad que les genera pasar sus horas a mi lado.

Cuando finalmente llegó el momento de decir adiós fue necesario pedirte salieras de mi vida, el daño mutuo en ese instante era demasiado, peleas, distanciamiento, resentimientos, infidelidad, violencia, faltas de respeto, indiferencia...el tolerarnos sin ganas de decirnos siquiera un buenos días era insoportable, la necesidad de cruzar palabras únicamente porque habitábamos el mismo espacio, era imposible no mirarnos a los ojos al menos unos segundos al día y vislumbrar nada del amor que algún día nos acompañó en el camino.

A tu partida experimenté el mayor dolor que jamás he sentido en toda mi vida, una pérdida irreparable, porque aunque la gente diga que podré rehacer mi vida cuando lo desee, que el día de mañana quizás llega el indicado, que los hijos sustituyen esas pérdidas,.. yo les digo nooooooo, nadie tiene idea de lo que se siente hasta que lo viven y jamás se recupera absolutamente nada de eso, el primer amor, tu amor verdadero, aunque no fui correspondida tú para mi lo fuiste todo y serás siempre una parte irremplazable en ella.  No dudo que quizás algún día pueda querer, encariñarme e incluso amar a otra persona, quizás rehaga mi vida con un nuevo compañero de viaje; pero mi pasado a tu lado no se borrará jamás, tenemos un lazo que nos unirá siempre: nuestros hijos y una historia que contar.

Con todo lo anterior no digo que viva añorándote o deseando regreses, eres parte de mi pasado y no se puede forzar un presente con alguien que no quiso formar parte de tu vida, lo que ya existió, lo que ya fue ha dejado lo que tenía que dejar (experiencias, personas, recuerdos) y no puedes recoger dos veces la misma cosecha, una vez que ya la disfrutaste debes aceptar que ya no estará y que no regresará, con el paso de los años compartidos fui reconociendo la cruda y dolorosa realidad: no eras para mi por una simple razón,  yo no era para tí.




Te he sufrido y lo sigo haciendo de vez en cuando en silencio, lo reconozco y no sé si seguirá ocurriendo en el futuro, pero aún existen días, noches, atardeceres y algunas hermosas lunas en que recuerdo tu rostro iluminado al mirarme, mi sonrisa dibujada al contemplarte...miro a nuestro hijo y veo en él tanto de ti, mitad tú y mitad yo en ambos niños que procreamos; aunque el mundo entero lo critique o juzgue no me importa, es de sabios reconocer que fuiste muy importante en mi ayer, lamentablemente no fuimos el uno para el otro pero el tiempo compartido fue valioso, las razones dolorosas que nos llevaron a separarnos formaron mi carácter y ahora me permiten ser inteligente en mis elecciones, el perdón en que he trabajado arduamente comienza a verse reflejado al encontrar tranquilidad y felicidad cuando veo que estas bien, cuando observo nuestro presente (de mis hijos y mío) y me siento plena y orgullosa de donde estamos parados ahora.

Gracias a ti por haberte cruzado en mi camino y también por haberte retirado, ambas cosas me permitieron crecer, madurar y formar la mujer que soy ahora.

Con cariño y respeto, Melina.

miércoles, 4 de marzo de 2015

La puta que llevo dentro

Debo aclarar que no cobro ni un peso por tener sexo, es más, lo doy gratis. Tampoco cambio de amantes como cambiar de pantaletas, ni soy la chica Cosmo que se sabe de memoria aquellos trucos para seducir al susodicho, y desconozco la lista de moda con tips infalibles que supuestamente me harán más ardiente en la cama. Y mucho menos, presumo de mis encantos y voluptuosidad para escalar posiciones o manipular cerebros blandos con penes duros. Soy puta, no porque hago de todo sino porque disfruto de todo, soy dueña de mí placer, estoy orgullosa de mi cuerpo imperfecto y saboreo mis orgasmos sin restricciones.

En mi caso no surtieron efecto las altas dosis de remordimiento, que intentaron inyectarme en los tres colegios de monjas en donde estudié. Al final decidí que era mejor ser leal a mí misma porque siempre me pareció más excitante la independencia que la hipocresía.

En la antigüedad la mujer estaba destinada a cumplir ciertas convenciones sociales, el sexo era únicamente para fines reproductivos y era mal visto que una fémina se dejara llevar por sus “bajas pasiones”, ya que podía ser tildada de puta. Por tanto su suerte y sexualidad dependían de otros, menos de sí misma. Así que las opciones eran terminar como monja más por obligación que por convicción, casarse con un tipo sin sentir una pizca de amor o sufrir del escarnio público por vender su cuerpo. Y no, no tiene nada de malo en querer ser beata, esposa o zorra, siempre y cuando sea una decisión libre.

Con el pasar del tiempo la definición de “puta” se hizo más ambigua y confusa, por un lado empezó el bombardeo y el afán por convertirte en el objeto del deseo, todo para que tu pareja no se vaya a buscar afuera eso que no le estas dando. Y en el otro extremo están los prejuiciosos, esos que preguntan de forma inquisidora, cómo aprendiste a hacer ese movimiento y con cuantos te has acostado, o los que te aconsejan que dejes esa vida de casquivana pues ningún hombre decente te va a tomar en serio. Triste pero cierto, después de siglos y siglos, tu sexualidad tal vez siga en manos de terceros!!

Carajo! si yo me acuesto con alguien es porque me encanta, porque siento ganas, porque tengo derecho al placer. Y sin presiones experimento una forma de comunicación, que se manifiesta con el intercambio de fugaz felicidad a través de los seis sentidos. Es una relación de gana-gana y no tengo miedo de dar porque sé que en la misma medida recibo. Así como también tengo mis momentos para decir NO en letras grandes, pues yo elijo con quien y cuando, porque respeto mi cuerpo.

Cuando fui consciente de mi independencia erótica supe que el camino no sería fácil, de modo que cada una de mis acciones debajo de las sábanas tendría sus consecuencias por fuera de ella. Si ser puta es disfrutar plenamente de mi sexualidad, entonces lo soy. Y qué tiene si me gusta ver porno, si a mi vagina la llamo lolita y si soy de las que gimo durísimo sin importar lo que piensen los vecinos. Lo cierto es que me considero una fémina común y silvestre, que disfruta tener sexo con la luz prendida y hacer el amor con los ojos cerrados.

Y no es que este glorificando el sexo, es todo lo contrario, para mi es algo tan normal como comer, dormir u orinar, el alboroto es de la gente mojigata que lo mira con ojos de pecado.

Eso sí, por más que lo intentara nunca aprendí a comportarme como una dama en la sociedad, tal vez porque no nací con cara de mosquita muerta, mis labios y tatuajes no me ayudaron, además mis comentarios siempre me delataban. Pienso que esa frase patriarcal de “santa en la calle y puta en la cama”, parece más adecuada para féminas con trastorno de doble personalidad. Yo estoy más allá del blanco o del negro, soy la misma persona con o sin ropa, no me comporto de acuerdo a la ocasión o por representar un papel para complacer a alguien. Soy más que santa, soy más que diabla, soy más que un rompecabezas de estereotipos, soy una mujer de verdad.

 ¿Y qué dice la puta que llevas dentro?

 Compartido por: Umbrae
 [SolteraDeBotas]

Por esas malas mujeres... Brindemos!!

Para todas esas grandes mujeres que se permiten vivir libremente y ser lo que desean en su mayor resplandor, para todas las damas que saben que la única fidelidad que vale la pena en esta vida es: "ser fieles a nosotras mismas, a nuestras convicciones".  

Les comparto una aportación de un buen amigo que me ha permitido en todo momento mostrarme tal como soy y me acepta de esa manera, algo que le agradezco infinitamente... de esas amistades que te hacen crecer y te aportan algo nuevo cada día.

Espero les guste chicas y sea útil para recordarnos quienes somos y reconocernos.

YO SOY UNA MALA MUJER...¿y tú? 
"Soy una mala mujer porque cuando llego se nota y cuando me voy se siente"

Soy una mala mujer porque alzo la voz, porque soy independiente, porque no me molesta pagar la cuenta ni abrir mi propia puerta ni cargar mis propios condones, por ello soy una mala mujer, no sé hacer un dobladillo, a veces no cocino o bien le pago a alguien que lo haga, porque salgo a trabajar, porque quiero seguir creciendo, porque aun no tengo hijos, porque aun no me he casado, por eso... Soy una mala mujer.


Porque no me dejo, porque no me quiebro, porque me sacudo las lágrimas me acomodo el escote y sigo para adelante, por eso soy una mala mujer, porque no nací sumisa, callada, quieta y frágil, sino soberbia, entrona y estridente, porque cuando llego se nota y cuando me voy se siente.

No estoy yo para ser ama de casa sino se me antoja, para ser esposa devota o madre abnegada, estoy para vivir, con quien me guste acompañar y sentirme acompañada.
Soy una mala mujer porque no me hago la tonta, porque no me dejo de nadie, porque estoy soltera, pero no sola, porque viajo sola y sabría Dios que andaré haciendo, porque admito que tengo sexo y no me cuelgo un manto virginal sobre el cabello en espera del príncipe que tome mi "virtud".

Soy una mala mujer porque varios tequilas me hacen reír mientras otros ruedan por el piso, porque tomo la iniciativa, porque a veces enciendo un cigarrillo.

Se es una mala mujer porque decides mandar al carajo al padre de tus hijos, porque rehaces tu vida, porque no aguantas a nadie que te ponga una mano encima por eso, eres una mala mujer.

Se es una mala mujer según la otra, según la suegra, según la gente, según todos aquellos que llevan el guión de tu vida, se es una mala mujer porque te pones en primer lugar de tu lista, porque no eres hipócrita, porque eres distinta.

Eres una mala mujer porque no quieres usar tus nalgas para un ascenso, o no se las quieres dar al que las pide, porque no soportas tonterías de nadie, porque confrontas, enfrentas y afrontas.

Soy una mala mujer porque me soy fiel a mi primero, porque no nací mustia, porque no vivo de aplausos, ni compromisos, ni dádivas.

Soy una mala mujer porque no me presto a interpretar papeles, porque me rajo el lomo tanto o más que cualquier hombre, porque no aguanto holgazanes, porque no tolero injusticias, porque no me callo, por eso, brindo por las malas mujeres... Por que existan en este mundo muchas más.

¡Salud!


(fuente: KIKE VALDERRAMA PHOTOGRAPHER,Escrito por:
 Malefica Capetillo Cabrera
 El retorno de las diosas creciendo)

lunes, 2 de marzo de 2015

Reflexiones del Mes...Batallas Emocionales


Victoria y Derrota
  • No existen victoria ni derrota en el ciclo de la naturaleza: existe movimiento.
  • En este ciclo no hay vencedores ni perdedores... sólo etapas que deben ser cumplidas.  Cuando el corazón del ser humano comprende eso, es libre.
  • Perder Una batalla, o perder todo lo que pensábamos que poseíamos, nos trae momentos de tristeza.  Pero cuando éstos pasan, descubrimos la fuerza desconocida que existe en cada uno de nosotros, la fuerza que nos sorprende y aumenta el respeto que tenemos por nosotros mismos.
  • Procuro saber dónde me equivoqué, dónde acerté, aprovecho el momento en que fui derrotado para descansar, curar mis heridas, descubrir nuevas estrategias y equiparme mejor.
  • La derrota anterior me obliga a vencer esta vez, ya que no quiero pasar de nuevo por los mismos dolores... me digo a mi mismo... "esto no me vuelve a pasar". Y si la victoria no ocurre esta vez, ocurrirá la próxima, si no fuera la próxima, será más adelante; lo peor no es caer, es quedar preso en el suelo.
  • Se debe tener PACIENCIA para esperar el momento adecuado para actuar, SABIDURÍA para no dejar escapar la próxima oportunidad y SENSIBILIDAD para enorgullecernos de nuestras cicatrices, las cicatrices dicen mucho más que la lámina de la espada que las causó.
Los derrotados
  • Los derrotados son aquellos que no fracasan.
  • La derrota es para quienes, aun con miedo, viven con fe y entusiasmo. La derrota es para los valientes, sólo ellos pueden tener el honor de perder y la alegría de ganar.
  • Los que nunca fueron vencidos, tampoco serán vencedores en esta vida.
La soledad y el amor
  • Sin soledad, el amor no permanecerá mucho tiempo a tu lado.  También el amor necesita reposo, de modo que pueda viajar por los cielos y manifestarse de otras formas.
  • La soledad no es la ausencia de amor, sino su complemento.
  • La soledad no es la ausencia de compañía, sino el momento en que nuestra alma tiene la libertad de conversar con nosotros y ayudarnos a decidir sobre nuestras vidas.
  • Quien nunca esta solo ya no se conoce a sí mismo  y quien no se conoce a sí mismo comienza a temer el vacío.
  • Quien no se deja asustar por la soledad es capaz de identificar los misterios que ésta revela y con ello todo su entorno tendrá un sabor diferente.
  • En soledad, se descubrirá el amor que puede llegar inadvertido.  En soledad, se entenderá y respetará el amor que se marchó.
  • En soledad, se sabe decidir si vale la pena pedir que vuelva, o se debe permitir que ambos sigan un nuevo camino.
  • En soledad, se aprende que decir "no" no siempre es una falta de generosidad, y que decir "si" no siempre es una virtud.
  • Debemos aceptar la soledad como una bendición, nos permite encontrar armonía en nuestro interior, sentirnos sincronizados (pensar, sentir, actuar) y con ello recibimos más de lo que pedimos.

El valor de una persona
  • No intentes ser útil, intenta ser tú: con eso basta y hace toda la diferencia.
  • Las personas que realmente hacen bien a los demás, no están buscando ser útiles, sino llevar una vida interesante. Casi nunca dan consejos, pero sirven de ejemplo.
  • Busca sólo eso: vivir lo que siempre deseaste vivir, evita criticar a los otros y concéntrate en lo que siempre soñaste.
  • Las pequeñas cosas son responsables de grandes cambios, procura que tus acciones generen pequeñas diferencias y con el tiempo serán grandes aportaciones.
El miedo al cambio
  • Cambia de rumbo sin tener que dar explicaciones a nadie.
  • Es bueno soñar que siempre hay espacio para ir más lejos, y que lo haremos algún día. El sueño nos alegra, porque sabemos que somos más capaces que lo que hacemos.
  • Creemos que una vida tranquila y pacífica es cuando no aceptamos cambiar y continuamos con el rumbo que el destino eligió para nosotros. ¡Nada más equivocado! El camino correcto es el camino de la naturaleza: ¡en cambio constante!
  • CAMBIOS... es preciso seguir adelante, a pesar del miedo, las dudas, las recriminaciones, amenazas... nos arriesgamos a dar el primer paso motivados por curiosidad, ambición o el deseo de aventura y a cada paso avanzado en el proceso de cambio estamos más fuertes y más alegres.
  • Adaptándonos a los cambios, cada paso dado se convertirá de algo automático a algo consciente, lo cual nos permitirá incluir a la mente en el camino que decidimos forjar con nuestras propias manos.
  • En vez de vivir con la comodidad de la seguridad, disfruta de la alegría de los desafíos.
  • Para los que piensan que la aventura es peligrosa, observen la rutina: ésta mata antes de tiempo.
La Belleza
  • "Lo que importa no es la belleza exterior, sin la belleza interior", ¿cuántas veces lo hemos escuchado? y ¡no hay nada más falso que eso! porque: la belleza exterior es la parte visible de la belleza interior y se manifiesta por la luz que emana de los ojos de cada uno.
  • Los ojos son el espejo del alma, y reflejan todo lo que parece estar oculto.  Los ojos funcionan también como un espejo para quien los está mirando, si el alma de quien observa está oscura, él verá siempre su propia fealdad.
  • Lo bello no reside en la igualdad, sino en la diferencia.
  • Aquello que parece imperfecto es justamente lo que nos asombra y nos atrae.
  • Pobres de aquellos que piensan: "yo no soy bello, porque el amor no tocó a mi puerta", ¡claro que tocó! pero esas personas no abrieron, porque no estaban preparadas para recibirlo. Intentaban engalanarse, cuando en realidad ya estaban listas. Intentaban imitar a otros, cuando el amor buscaba algo original. Procuraban reflejar lo que venía de fuera y olvidaron la luz más fuerte que venía de adentro.
Encontrando el amor...
  • El amor es libre y su voz no está gobernada por nuestra voluntad ni por nuestro esfuerzo... todos los amantes sabemos eso pero no nos conformamos, tenemos la convicción de poder seducir al amor con sumisión, poder, belleza, riqueza, lágrimas y sonrisas.
  • El verdadero amor es aquel que seduce y jamás se deja seducir, el amor transforma y cura. Nos acostumbramos a pensar que lo que damos es igual a lo que recibimos, pero las personas que aman esperando ser amadas a cambio pierden su tiempo. El amor no es un intercambio, es un acto de fe.
  • Amamos porque necesitamos amar, sin eso, la vida pierde todo sentido y el sol deja de brillar. Incluso cuando el amor no aparece, continuamos abiertos a su presencia. En los momentos en que la soledad parece aplastarlo todo, la única forma de resistir es seguir amando.
  • Las lágrimas hablan por sí mismas y cuando creemos que ya lloramos todo lo que debíamos llorar y cuando pensamos que nuestra vida es sólo un largo caminar en el valle del dolor, las lágrimas de pronto desaparecen porque logramos mantener el corazón abierto a pesar del sufrimiento. Porque descubrimos que quien partió no se llevó consigo el sol ni dejó en su lugar las tinieblas, solo partió y cada adiós trae oculta una esperanza. Es mejor haber amado y perdido que jamás haber amado.
  • Amamos porque el amor nos libera, nos hace decir las palabras que no teníamos el valor de susurrar ni a nosotros mismos, nos hace tomar las decisiones que dejábamos para después.  Aprendemos a decir "no", sin considerar es algo maldito y aprendemos a decir "si",  sin temer las consecuencias.
  • Cantamos más alto cuando la persona amada está lejos y susurramos poemas cuando ella está cerca, aunque ella no escuche y no le de importancia a nuestros gritos y susurros.
  • El amor nos inspira a hacer cosas imprevistas. Amor es apenas una palabra, hasta que alguien llega para darle un sentido.
[El manuscrito encontrado en Accra / Paulo Coelho]