jueves, 18 de junio de 2015

Misterios del Orgasmo Femenino

Las mujeres podemos llevar una vida sexual activa, tener un compañero sexual que nos agrada, nos complace, nos hace sentir vivas y disfrutar del sexo; también podemos tener una que otra experiencia no tan placentera o alguna que vale la pena mejor dejar en el olvido... Cuál sea el caso yo me pregunto: ¿nos conocemos realmente para lograr, en esas experiencias sexuales, llegar a un orgasmo? ¿sabemos identificar el momento justo donde vamos a lograrlo? ¿conocemos nuestro cuerpo y las partes sensibles que nos permiten sentir un orgasmo? o retomando lo básico, al menos ¿sabemos qué es un orgasmo?.  
En la época actual se considera que la vida sexual de la mujer tiene una libertad de expresión mayor, sin embargo, he conocido mujeres de mi generación que continúan arrastrando los tabúes y las costumbres femeninas adoptadas por sus abuelas, sus madres o las personas con quienes se permiten compartir dudas respecto a la sexualidad. No es pecado conocernos y saber disfrutar cada sensación que nuestro cuerpo refleja gracias a los estímulos externos que identifican los sentidos de los que estamos dotados.  Una mujer que se permite sentir, que se permite vivir esas sensaciones, que se deja ir ante dichas delicias puede experimentar eso a lo que se conoce como orgasmo, leamos un poco al respecto para saber lo lindo de esas experiencias:

El orgasmo femenino puede ser tan intenso como una marejada por todo el cuerpo o tan suave como una sutil vibración o sensación de placer en los genitales. Las mujeres que experimentan regularmente el orgasmo, perciben una diversidad de experiencias orgásmicas, desde pequeñas ondas de placer hasta una conmovedora explosión, mucho más parecida al patrón usual del orgasmo masculino. También puede sentirse como una prolongada y ondulante meseta de placer, muy distinto a la idea que podrías tener sobre un orgasmo.
Ante esta gran diversidad de sensaciones, muchas mujeres se preguntan si en realidad están experimentando un orgasmo. Tampoco es una novedad que para una cantidad significativa de mujeres puede ser difícil alcanzar el orgasmo, especialmente durante el coito.
Pero, ¿en qué consiste exactamente el orgasmo femenino?
Después de recibir una estimulación sexual placentera, que puede incluir besos y caricias por todas las zonas erógenas femeninas, se libera la tensión sexual acumulada y sobreviene el orgasmo. Las mujeres con frecuencia describen las sensaciones iniciales previas al orgasmo como un estado momentáneo de suspensión, tras el cual sigue una sensación placentera – que varía en intensidad – y suele comenzar en el clítoris hasta extenderse rápidamente por la pelvis.

La siguiente definición fue elaborada por la doctora Cindy Meston, quien junto a su equipo de investigación ha integrado disciplinas como la medicina, la neurofisiología y la psicología al estudio de la sexualidad:
“Un orgasmo en la mujer es una sensación sublime, fuera de lo común, cambiante y temporal de intenso placer que genera un estado alterado (expandido) de consciencia, usualmente acompañado por contracciones involuntarias y rítmicas de las musculatura pélvica que rodea la vagina. Con frecuencia ocurren de manera simultánea contracciones uterinas y en la zona anal, usualmente produciendo bienestar y alegría”.

Fisiológicamente, el orgasmo femenino consiste en contracciones simultáneas y rítmicas de los músculos del suelo pélvico, la vagina, el cérvix, el útero y el esfínter anal. Estas contracciones suelen comenzar unos 2 o 4 segundos después de la percepción psicológica del inicio del orgasmo. Las contracciones iniciales suelen ser intensas y muy seguidas (a intervalos de 0.8 segundos). Luego disminuyen en intensidad y duración a medida que prosigue el orgasmo, y suceden en intervalos menos regulares hasta detenerse del todo, cuando la descarga de energía orgásmica se ha completado.
El número y la intensidad de las contracciones varían entre las mujeres, y depende de la duración del orgasmo y de la fuerza de los músculos del piso pélvico. Según los sexólogos Masters y Johnson, un orgasmo moderado puede contener de tres a cinco contracciones, mientras que un orgasmo intenso puede tener entre diez y quince.

Durante el orgasmo femenino también ocurren los siguientes cambios corporales:
  •  Al inicio del orgasmo aumenta la presión sanguínea y se acelera tu respiración y ritmo cardíaco, lo que lleva oxígeno y nutrientes a los músculos y órganos.
  •  Disminuye la sensibilidad al dolor (por ejemplo, puedes resistir caricias más “agresivas”, como mordiscos y arañazos, así como penetraciones más vigorosas).
  •  Aumenta la sensibilidad al tacto (por ejemplo, puedes percibir más intensamente las caricias, por muy sutiles que sean, lo que aumenta la percepción del placer).
  •  Se contraen de manera involuntaria los músculos de tu cara, cuello, brazos y piernas.
  •  El rubor en el rostro, cuello y pecho alcanza su máxima intensidad durante el orgasmo.
El orgasmo femenino puede ocurrir por estimulación sexual de los senos, de los órganos genitales (clítoris, vagina, cuello uterino y útero), así como del recto y ano. Por ejemplo, el orgasmo puede ocurrir con sólo estimular el clítoris, pero también es posible que suceda al estimular la vagina o el cérvix, sin estimular el clítoris. También se han reportado casos de mujeres que pueden autoinducirse un orgasmo mediante el pensamiento, es decir, usando recuerdos y fantasías sexuales. Esto nos muestra las inmensas posibilidades que tiene toda mujer de experimentar este momento cumbre de su sexualidad.

Según los estudios del Dr. Barry Komisaruk – líder de numerosas investigaciones sobre el orgasmo femenino – cuando el orgasmo se produce por estimulación vaginal se suele experimentar una sensación profunda y agitada en todo el cuerpo, mientras que el que ocurre por estimulación cervical fue descrito por una mujer como una “lluvia de estrellas”. Por su parte, el orgasmo por estimulación del clítoris está más centrado es esta zona del cuerpo. Cuando el orgasmo se produce por estimulación simultánea de distintas áreas, esto tiene un efecto aditivo y el orgasmo resultante también presenta una combinación de sensaciones, y se pudiera experimentar un orgasmo más intenso y placentero que cuando sólo se estimula una zona. Un ejemplo de esto sería aquel orgasmo que es generado por estimulación de la vagina y el cérvix con el pene, mientras que a la vez se estimula el clítoris y los senos. Esto se debe a que varios nervios en la región pélvica han sido estimulados, entre otros, el nervio púbico y el nervio hipogástrico.
El orgasmo masculino se transforma en un reflejo automático e imposible de reprimir, cuando el hombre llega al punto de inevitabilidad eyaculatoria. Por el contrario, aunque el orgasmo femenino haya comenzado, se puede detener (inhibir) por completo, si se interrumpe la estimulación que lo generó, por ejemplo, un tipo de movimiento, caricia o postura en particular. Por eso, es muy importante que la pareja continúe con el mismo tipo de estimulación, una vez el orgasmo femenino haya comenzado.

En el año 1976, la sexóloga de origen estadounidense Shere Hite dio a conocer el "Informe Hite sobre la sexualidad femenina". Ella trabajo en pro del movimiento feminista y resaltó la importancia del placer femenino durante el encuentro sexual. Antes de su investigación, muy poco se hablaba del orgasmo y de la satisfacción sexual de la mujer.
A continuación encontrarás algunas descripciones del orgasmo, tal como lo mencionaron distintas mujeres en el "Informe Hite sobre la sexualidad femenina":
“Primeramente, la tensión, en mi cuerpo, y en la cabeza, va aumentando. Mi corazón late, luego me estrecho contra mi amante, y hay uno o dos segundos de absoluta inmovilidad, conteniendo el aliento. Entonces, sé que el orgasmo aparecerá en uno o dos segundos. Después, vienen las oleadas… Eso ocurre en todo mi cuerpo, pero, especialmente, en mi abdomen y vientre. Finalmente, me siento invadida de calor y de amor, y felicidad absoluta”.

”Yo no experimento orgasmos como los que se describen en los libros (nada de “disparos ascendentes”, de una total relajación, etc.). Los míos se inician con un difuso “bienestar”, fuertemente genital, pero generalizado en mi cuerpo. Esta sensación va centrándose más y más genitalmente, y puedo predecir la calidad del clímax. Si está demasiado centrado, no es un orgasmo tan bueno. Los mejores parecen afectar todo mi cuerpo…”.

“Mis pensamientos tienden a centrarse en mi misma: me muevo y adopto posturas convenientes, para poder sentir la mayor estimulación. Noto una latente sensibilidad en la zona de mi vagina. Siento alguna ansiedad por si puedo llegar al clímax o no, y mi atención se centra completamente en el acto sexual, con el deseo de no “quedarme en la estacada”. Después hay una actividad muscular convulsiva, que se queda en cadencia rítmica, como en oleadas y que dura de cuatro a cinco segundos. Después, generalmente siento una profunda relajación muscular y, con frecuencia, siento una gran ternura hacia mi compañero”.

“Para empezar, hay un calor y placer crecientes, que se concentran en mi clítoris y genitales. Luego, noto un placer penetrante localizado, una sensación de inevitabilidad que va aumentando, como una explosión ascendente de penetrante placer, que comienza con el clítoris, irradiando toda la ingle. Sólo dura un minuto… A continuación, noto algunos temblores, unos estremecimientos progresivamente más débiles, un cierto calor residual. Estoy casi sin aliento… Entonces descanso”. 

El orgasmo femenino puede ser también una experiencia de placer sublime. Así lo expresa hermosamente la poeta uruguaya Patricia Ortiz:

Envuelta en gemidos
incitada por el placer carnal
en un brillante estallido de amor y goce
el alma se separó de mí por un instante
arrastrando todo a su paso incluso,
algunas lágrimas…

http://sexo.about.com
Fuentes:
Hite, Shere (1976). The Hite Report on Female Sexuality.
Komisaruk, B.R., Beyer-Flores, C. y Whipple, B. (2006). The science of orgasm .
Masters, W.H., Johnson, V.E. y Kolodny, R.C. (1987). La sexualidad humana. Tomo 1.
Meston, C.M., Levin, R.J., Sipski, M.L., Hull, E.M. y Heiman, J.R “Women’s orgasm”Annual Review of Sex Research , 2004, 15: 173-257.

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