¿Por qué soy Mujer Guerrera?
El amor... con la educación, cuidados y todas las acciones que mis padres han
hecho por mí y mi familia; con unos abuelos a los que disfruté y con los que
conocí el significado de ser incondicionalmente consentido, mis hermanos con
quienes peleo y discuto continuamente y pese a ello con quienes cuento cuando
necesito alguien que me escuche, aliente o se ría de tonterías después de un
día difícil, quienes son mis cómplices, guías y amigos en varios momentos de mi
camino por la vida. El padre de mis hijos, hombre encantador que me
permitió conocer el amor a primera vista, el cariño y ternura por alguien que
no es parte de tu familia, alguien a quien incluyes en tu vida con la simple
intención de envejecer juntos y con la gran ilusión de compartirlo todo.
Pero todo lo anterior incomparable con el amor más reparador, motor más
potente conocido por el hombre... el amor de los hijos,
angelitos hermosos que llegan a mi vida para darle sabor, significado y empuje
a todo lo que hago y logro, seres por los que lucho incansablemente,
individuos inigualables que me dan la oportunidad de realizarme como mamá,
amiga, dictador y en especial como el ser más importante y significativo en la
vida de ellos, gran responsabilidad que tiene como consecuencia la mayor de las
alegrías, el privilegio de sentir un beso y una caricia digna de agradecer
eternamente.
La pasión... por mi profesión, por cada cosa que hago con la intensidad de mujer
que me caracteriza por las cosas simples de la vida como una caminata, una lectura
enriquecedora acompañada de un café, un día de deporte intenso, una jornada
laboral con retos interminables, una vida con obstáculos y pruebas que sólo yo
soy capaz de superar. Y la más importante de las pasiones: ¡Pasión por la
vida!
El éxito... en mis más preciados y difíciles objetivos alcanzados, como el 6 que
saqué en Cálculo durante la Ingeniería, gran felicidad que me supo a gloria;
una final de basquetbol ganada, siendo centro titular; un empleo que me permite
sentirme profesionalmente plena; sin embargo el mayor éxito que me complace
es... haber logrado el milagro de la vida dando sentido a mis días con la
presencia de mis hijos.
El desamor... conocer al amor a primera vista y ser correspondida, al menos eso
creía, entregar mi vida entera y todo de mi a una persona idealizada que me dio
la mayor de las felicidades anhelada por el ser humano y difícilmente lograda
por muchos... el privilegio de AMAR, formar un hogar, tener una familia,
compartir, acompañar, trabajar en equipo por una meta común. Y pese a
ello en el camino darme cuenta que todo lo anterior sólo fue una ilusión, ¡una
ilusión mía! que me cegó, tal como es el amor... ciego y me hizo creer que todo
era perfecto hasta que ese ser amado con el que creía envejecer me dijo
mirándome a los ojos: "Ya no te amo" y sentir el
dolor más profundo e intenso que jamás había existido en mi mundo, en mis días.
Vivir la desesperación, impotencia, angustia y dolor de saber que aunque yo
amaba incondicionalmente a ese hombre, de nada valía porque no se puede tener a
nadie a la fuerza. Y con la cabeza en alto a pesar de un corazón roto y
un alma solitaria y herida tener que decir un adiós amargo: "Que
Dios te Bendiga en tu nueva vida y gracias por la felicidad y experiencia que
dejaste..."
El fracaso... luchar con pasión, todo mi ser y mis fuerzas por un objetivo y
perderlo todo, en un proyecto de vida, en una inversión, en un empleo, en una
presentación ante un público de más de 200 personas, en resumen, sentir la
frustración e impotencia de no lograr dar lo que sabes que eres capaz de
lograr... ya sea por los nervios, por un día de discusión con tu pareja, un mal
día con los hijos, con los padres o con uno mismo que no se encuentra en
armonía con su yo interno. Sentir que lo pierdes todo... incluso las
fuerzas de luchar y seguir adelante, sentirte incapaz de sacar esa fortaleza y
energía para demostrar la calidad de persona que eres.
La pérdida de un ser querido... perder a mi padrino, mi segundo
papá, hombre inigualable que me enseñó que en la vida se pueden cometer errores
que la gente juzgará, pero que nada debe detener tu camino por buscar la
felicidad deseada, siempre estuvo conmigo cuando lo necesité y siempre tuvo la
delicadeza de hacerme sentir un ser especial y el ya no tenerlo hoy me hace saber
que fue y seguirá siendo una persona irreemplazable. La pérdida de mis
abuelos, grandes personas que me permitieron ver que el amor para toda la vida
existe, que el juntos más allá de la muerte es posible y que dos almas pueden
ser perfectas para complementarse en uno mismo, ejemplo de grandeza y
realización de pareja.
Y muchas cosas más que experimentamos y nos permiten reír, llorar,
madurar, sentir intensamente... detalles y momentos que nos dejan vivir y
darnos cuenta que somos capaces de sensibilizar nuestro ser y armonizarlo con
nuestra alma. Situaciones que nos hacen caer y al mismo tiempo otros
momentos que nos dan la fortaleza para levantarnos, esa constante lucha por ser
mejores que el día previo, por lograr más de lo que los límites personales nos
permiten, límites que nos imponemos por nuestros miedos y falta de
disciplina.
Y sin embargo, con un corazón roto o una preocupación que no te deja
dormir al final del día; con una alegría inmensa o una ansiedad por no saber
del ser amado; con el temor de no lograr un objetivo planeado o el miedo a no
ser correspondidos; con la ilusión de un nuevo proyecto o la preocupación por
una enfermedad de los hijos... con cualquiera de las miles de cosas que nos
abruman día a día ahí estamos las mujeres con el dolor interno por una
pena o la alegría inmensa por un espacio de felicidad inigualable... siempre al
pie del cañón dispuestas a dar un extra para quien lo necesite porque nos gusta ayudar y apoyar si está a nuestro alcance.
Mujeres que tenemos que demostrar y exigir igualdad de género en un
empleo, que afrontar discriminación social por ser madres solteras,
mujeres que debemos defender nuestro criterio si decidimos estar sin un
compañero de vida o no tener hijos, mujeres que debemos sonreír y usar
esos "atributos femeninos" que nos conforman (a pesar de odiar
usarlos para facilitarnos el camino), que tenemos que esforzarnos al doble o
triple cuando somos mamá y papá en un hogar, que tenemos que vivir día a día
con el acoso machista que caracteriza a nuestra sociedad porque creen que somos
"mujeres fáciles y/o faltas de amor". Mujeres que incluso
siendo exitosas en cualquier ámbito debemos luchar a capa y espada por
mantenernos en un lugar que nos hemos ganado a pulso. Mujeres guerreras
que jamás vamos a tirar la toalla del otro lado del ring y que siempre
estaremos dispuestas a un siguiente round en esta lucha constante de la vida
que aceptamos y afrontamos con dignidad y sin mirar atrás. Claro que si
en algún momento llegamos a mirar atrás, únicamente es para convencernos que se
puede seguir después de un tropiezo y que hemos crecido en cada derrota, además, nos permite saber que aún nos falta más por avanzar porque ¡somos
mujeres y somos guerreras!
[Melina]
[Melina]
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