domingo, 30 de julio de 2017

Mujeres temibles...

Mujeres temibles, competitivas, solitarias, autosuficientes, dejadas, locas, que van de cama en cama con uno y con otro, mujeres inestables y muchas formas más en las que la sociedad nos etiqueta...
Esas "mujeres temibles" somos independientes, seguras de nosotras mismas, conscientes de que la felicidad depende de uno mismo y de nadie más; hemos probado el fracaso en lo profesional y en lo personal más de una vez y eso nos da ventaja ante el resto, porque sabemos y aceptamos que somos vulnerables como cualquier ser humano.
Identificamos a la soledad como un espacio de autoreflexión y autoconocimiento, como parte necesaria para nuestro crecimiento personal y fortalecimiento de nuestro espíritu.   Confiamos en nosotras mismas y en nuestras capacidades, damos la oportunidad al resto del mundo de demostrarnos una y otra vez que la bondad, honestidad y confianza existen.  Aunque continuamente nos topemos con tragos amargos en el camino no nos detenemos porque creemos en la excelencia y calidad humana.
Cada fracaso, decepción, desilusión, desamor, intento fallido en lo personal y lo profesional colaboran en nuestra sensibilidad, capacidad de aceptación y perdón.  Además de que nos proporcionan las herramientas para vivir libremente, sin expectativas, sin ataduras que nos hagan aferrarnos a algo.  Y espero que no se entienda que no nos gusta pelear por lo que queremos, ¡Claro que nos gusta! luchamos y nos esforzamos hasta las entrañas por nuestros sueños y convicciones, somos persistentes y exigimos todo aquello que sabemos nos merecemos.
Nos gusta ser personas justas y también somos muy celosas de nuestro tiempo y espacio, exigimos el respeto ante todo y no pedimos más de lo que estamos dispuestas a dar.  Nos encanta que nos consientan y nos cuiden, no tememos demostrar lo que sentimos y damos a manos llenas todo de nosotras mismas cuando nos entregamos y comprometemos en un proyecto, un empleo, una vida.  Somos los seres más apasionados, leales y fieles que pueden existir una vez que nos enamoramos, creemos que llegará  el compañero adecuado y será partícipe incondicional de que cambiemos el mundo juntos.
Nos gusta investigar, aprender, leer... la preparación continua y el conocimiento infinito son de las cosas que nos deleitan, una lectura exquisita acompañada de un café al aire libre son de las bellezas que nos deleitan de un día perfecto.  Hacer el amor de una manera entregada, mirando a los ojos y degustando las expresiones del ser amado mientras lo hacemos sentir, es otro ejemplo de nuestra pasión por la vida, por sentir y apreciar cada instante.  Somos personas profundas e hipersensibles, de esas mujeres que sienten más allá de los 5 sentidos conocidos por el ser humano, sentimos con el corazón y el alma en cada cosa que vivimos y nos permitimos disfrutar.
También somos personas selectivas tanto en nuestras decisiones como en las amistades y personas que conforman nuestro entorno; selectivas en las oportunidades que se nos presentan, no solemos aceptar todo lo que llega, sabemos decir NO cuando consideramos es pertinente.   
Rechazamos oportunidades atractivas cuando definimos no es el momento, nos negamos placeres que no hemos ganado a pulso y sobre todo tenemos la capacidad de rechazar algo que, aunque nos hará felices, no seremos capaces de corresponder; en lo personal, esa selectividad es una de las cosas más difíciles de realizar, pero con el paso de los años observo que son de las decisiones más certeras que se pueden tomar dejando de lado el beneficio propio y procurando hacer lo correcto, todo en esta vida tarde o temprano se compensa.
Encontré hace un par de meses un escrito en una página de Facebook denominada Simone Seija Registros Akásicos y me encantó, ajusta con muchas de las cosas que conforman a una mujer temible, les comparto el detalle a continuación:
"Temibles Mujeres de Mecha Corta

Las temibles mujeres de mecha corta saben que nadie tiene obligación de respetarlas, salvo ellas mismas. Nadie tiene obligación de cuidarlas, de ser fieles a lo que sienten, de quererlas, salvo ellas mismas. Puede llevarles media vida aprenderlo. Pero el día que se lo apropian desde las mismas vísceras, salen al mundo y nada vuelve a ser igual.

Las temibles mujeres de mecha corta, zafaron del encuadre de mujeres tolerantes ante lo intolerable. Y cuando algo no les gusta, usan la voz, y lo dicen. A veces se quedan afónicas, rotas, agotadas, porque nadie las escucha. Pero eso es temporal, y ellas lo saben.

Las temibles mujeres de mecha corta vienen de dinastías de cortas mechas. Tienen caminos genealógicos visibles de abuelas prontas y madres guerreras. Su gran tema es aprender a darse cuenta. Y estar agradecidas a la casta, en lugar de intentar ser otras que no son.

Las temibles mujeres de mecha corta son inmensamente seductoras. Porque toda mujer transparente, sincera,que lucha a conciencia con sus luces y sus sombras, amigada consigo misma y en paz con sus gracias y desgracias lo es. En una seducción que no pasa por el cuerpo, sino por el verbo.

Las temibles mujeres de mecha corta no toleran injusticias. No temen a las confrontaciones, porque saben que de ellas se crece. Ponen límites, porque en algún momento de su historia, se enteraron de que poner límites a quiénes quieren, y exigir ser cuidadas y respetadas, es una forma de proteger al otro de las peores partes de sí mismo. Y viceversa.

En la historia de las mujeres de mecha corta suele existir un hombre violento. Porque como me dijo la Negra “para el hombre violento la presa que ofrece resistencia es un boccato di cardenale”. Con lo cual tuvo que distinguir amor de posesión, celos de cuidado, amargura de ganas de vivir, y animarse a inventar vidas diferentes aunque doliera. Recordando a qué huele la negrura para no olvidarse de llevar consigo siempre, un paquete de velas.

Las temibles mujeres de mecha corta saben el valor de la amistad entre mujeres. Y conocen el secreto de que recorren los mismos caminos en distintos momentos de sus vidas. Por eso se esperan unas a otras. Porque todo es un ciclo. Un proceso. Un momento.

Las temibles mujeres de mecha corta, al ir madurando, pierden la firmeza de las carnes, pero agudizan el olfato y se ponen refinadas con las ganas. Por lo cual no hacen lo que no quieren. No se relacionan con quien no tienen algo bueno que compartir. No usan su tiempo sino que lo aprovechan, y ya aprendieron que la suma de un libro, una copa de vino y un buen fuego, le hace competencia a cualquier reunión social para cumplir, y todavía más…a varios hombres.

En realidad, tras ese nombre, se esconden simples mujeres, que con el paso del tiempo, supieron lo que querían. Y eso, para quienes temen hacerse la pregunta de “¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿Adónde voy?”, puede volverse algo temible.

Por eso cuando veo a alguien ensañarse con una temible mujer de mecha corta, me da una inmensa compasión…por el otro. Y deseo de corazón que pierda el miedo. Que encienda su mecha propia con toda su energía. Porque hay tantas mechas como corazones, sólo hay que animarse a dejarse invadir por su explosiva e inquietante luz."

Y con estas palabras que acabo de compartir, ahora te pregunto... ¿Eres una mujer de mecha corta?
Si la respuesta es afirmativa ¡Felicidades!, disfrútalo, vívelo plenamente y alégrate de ello porque eres afortunada al encontrar la intensidad, pasión y entrega en todo lo que haces y eso es invaluable en nuestro aquí y ahora.


Melina.